viernes, 13 de abril de 2012

Cada cual atienda su juego (Parte IV)


4- Envidia

Para ingresar a este punto, debemos potenciar la intencionalidad de causar daño al punto de que este pecado capital lleve a provocar en el individuo, una indirecta dependencia sobre la vida de otras personas.


Tal como decía Napoleón Bonaparte “La envidia es una declaración de inferioridad”, y es así que cuando una persona tiene sentimientos de envidia, el plano demarca que al ver lo que otro consiguió o tiene en su haber, y encontrarse en una incapacidad o falta de voluntad; lo mas fácil y cómodo que tiene el sujeto es atacar al tercero, envidiándole los meritos o sus posesiones.


El filosofo Miguel de Unamuno, representa a la envidia como el “hambre espiritual”, y es que una sensación de vacío puede provocar en la persona ataques de todo tipo; el hambre se sacia con la ingesta de alimento y es provocada por la necesidad de alimentarse; en cambio la envidia, no se termina cuando uno llena el vacío teniendo lo que el otro tiene y en su momento se envidió; ya que la envidia es un hueco en el espíritu, una falta de amor propio y de voluntad para llegar a conseguir lo que uno quiere.


Ahora teniendo en cuenta el doble sentido de la envidia, vemos que en primer lugar, provoca una afectación al envidiado; pero por otra parte el sujeto que envidia se pone en una situación de descontento con lo que posee y lo que vive; por lo tanto el daño es doble; tanto para el que se le envidia su vida como el que envidia, ya que se autodestruye, poniendose en una situación inferior; mirando al mundo desde el piso, siempre de rodillas hacia los demás, aunque sean iguales o peores que ellos o tengan lo mismo o menos que ellos poseen. El tema de importancia es que no es una situación de carencias, sino de valorizar lo que el otro tiene y depreciar lo que se tiene o logró; más allá de lo que se posee o se logró en sí; aquí lo que prevalece es posición de inferioridad en la que el individuo se ubica, convirtiendo todo lo que logre o tenga en cenizas y deseando lo que el otro tiene, al verlo de una manera ultramaximizada por una cuestión solo de amor propio. Es así como funciona la envidia, en su punto más espiritual.


Es así que quien envidia, tiene una enfermedad espiritual que carcome por dentro toda voluntad de crecer y prosperar y logra poner como fin propio, obtener lo mismo que el otro o hacer que el otro lo pierda; pero lo mas grave de todo, es que sumado a las reacciones y situaciones que produzcan los envidiosos, se genera un sentimiento que se aferra a la forma de ser de la persona. Esta es la diferencia con los puntos anteriores; los casos pueden ser similares, las reacciones iguales o parecidas, los daños pueden ser los mismos; pero lo importante en este caso es que se genera en la forma de ser de cada uno, un sentimiento basado en la inferioridad propia, logrando el deseo de lo ajeno, desvaneciendo su identidad a fuego lento.


Notoriamente, a muchas personas, ante la elección de escuchar al otro hablando de sus éxitos o sus fracasos; optarán por la segunda opción y en algunos casos, gozaran oyendo las penas ajenas, por el hecho de no verlos poseedores de una felicidad que ellos no pueden lograr.


Esto demuestra que a ciertas personas, no le importa estar mal, sino que el otro no esté mejor que ellos; ahora, ¿lo que realmente quieren es el mal del otro? En muchos casos, no; lo que estos individuos no quieren es tener enfrente la imagen de lo no conseguido por ellos mismos, de lo no logrado por carencia propia de voluntad. Este complejo, demuestra que las personas envidiosas tienen como pensamiento “si yo no tengo tal cosa, que nadie la tenga” es un doble perjuicio, ya que la falta de voluntad provoca que el individuo no consiga lo que quiere y la envidia, genera indirectamente un rechazo hacia el otro, un deseo dañino, provocado por una insatisfacción propia. Gráficamente sería como el famoso “perro del hortelano” que no come ni deja comer; ya que no gozar por lo que no puede conseguir y desear que el otro no pueda disfrutar lo que tiene, es un falso antídoto contra la falta de carácter, voluntad e identidad de la persona y no debe ser utilizada la envidia como aliciente ya que no solo se perjudicará a un tercero, sino a la personalidad y el espíritu propio.


¿Cuánto se pierde envidiando?

Demasiado, y en varios aspectos; se pierde tiempo, deseando lo ajeno, o que el otro deje de gozar lo que tiene o hace; se pierde fuerza que podría ser utilizada para lograr los objetivos propios, sin detenerse en ver lo que el otro haga o deje de hacer; se pierde identidad, porque al envidiar, uno se coloca en una inconciente sumisión ante los actos y las posesiones del otro; manifestando una dependencia, una inferioridad; destruyendo el amor propio, perdiendo el reflejo del espejo. También al ser reconocido por los demás, el envidioso termina siendo aislado, ya que genera un clima negativo y se ve como un mal ejemplo, ya que no hace nada mas que mirar y pretender lo que hacen los demás.


¿Existe la envidia sana?

Probablemente la envidia sana sea la que queda en un simple pensamiento y al rato desaparece; ya que personalmente creo que mas allá de que alguien envidie, pero no lo demuestre ni realice un acto dañino hacia el envidiado; se termina perjudicando a si mismo, a su ego, al someterse a la suerte o gracia del ajeno.


¿Cuál es el peligro de la envidia?

Saliendo del esquema de la envidia sana; nos encontramos con las personas que expresan su deseo de lo ajeno, y no lo controlan, hiriendo a los demás. La envidia tiende a ser destructiva, nunca se construyeron castillos con la fuerza de la envidia, pero si se destruyeron ciudades sin piedad y sin razón.


El envidioso, pierde la conciencia de que del otro lado existe una persona que tiene sentimientos y enceguecido en el deseo de que el otro no tenga más que él, desconoce las cualidades de la empatía; no le importa el sufrimiento que pueda llegar a ocasionarle, sólo pretende lograr su cometido, evitando quedar en una posición menos gratificante.


La hostilidad es un extremo de la envidia; se podría decir que la envidia es el camino y la meta es la destrucción. Mucha gente ha tenido sensaciones tan extremas, como una suerte de Dr. Jeckill y Mr. Hyde; despertando un abominable monstruo desde lo mas profundo de su ser y provocando situaciones incontrolables, innecesarias y totalmente desafortunadas, hacia terceros, todo alimentado por la envidia.


¿Cuál es el límite de la envidia?

Lamentablemente, la envidia no tiene límites y el daño que puede producir es en muchos casos irreparable, mas allá de que haya casos en que la envidia quede solo en meras palabras, existen ejemplos extremos de envidia, en los cuales las consecuencias son terminales; desde un extremo al otro, hay un abanico de posibilidades interminables, de las cuales ninguna tiene nada bueno para rescatar.


Tal como en la Biblia en el caso de Caín y Abel, en donde el primero llegando a una sensación extrema de envidia hacia su hermano, decidió matarlo; hay muchos ejemplos similares en la vida cotidiana y pensando friamente no encontramos un porque a las reacciones de estas personas que desde el egoísmo de no sentirse en inferioridad se olvida de que hay una persona enfrente que esta padeciendo su envidia y todo lo que ésta acarree, desde un leve daño, hasta la muerte, en el peor de los casos.


¿Por qué razones se envidia?

El que envidia lo hace desde una imposibilidad de crecer, desde una marcada falta de amor propio y desde el miedo rotundo al progreso personal, a afrontar la propia vida, queriendo estar en la posicion del otro, y saltar determinados pasos del proceso hasta llegar al lugar o la situacion en la que el otro se encuentra.


Esto da la pauta que la envidia es una minimizacion de la voluntad al punto de generar un sentimiento hacia otro por una falta personal.


¿El éxito del otro es el verdadero causante de la envidia?

En realidad no, porque lo que causa la envidia es la autosubestimacion y el miedo a pasar por todos los pasajes que tuvo que atravesar el otro en su camino al éxito. Por lo que lo que el otro grafica no es una fuente de envidia directa sino un espejo de vergüenza y dolor, por el cual en ser que envidia no logra encontrar un reflejo semejante al de la persona a la cual envidia.


¿Cuál es el resultado de la envidia?

Generalmente la envidia logra los mismos resultados, y estan encaminados en la autoimposicion de si mismo en un lugar inferior a lo que deberia estar. Para el individuo que envidia, el resultado es la subestimacion y las consecuencias que deriven de los hechos derivados de el sentimiento que engendren. En el otro los resultados son incalculables, porque dependeran del grado de inconsciencia que genere la envidia en el otro y de eso dependera el daño que cause.

lunes, 9 de abril de 2012

Cada cual atienda su juego (Parte III)

Cada cual atienda su juego (Parte III)


3- Competencia

El tercero de los casos es el del “competidor nato”, quien posee la necesidad de entrar en puja directa con las personas que tengan enfrente de sus narices. ¿Motivos? Ninguno en especial, solo una cuestión de no querer encontrarse en una situación inferior, mas la enfermiza necesidad de ser mas que los demás.


En este caso, la intención no es indirecta, tampoco podemos notar que el fin sea causal de la maldad intrínseca de la persona; pero he aquí, la presencia de un vicio importante del ser humano; la soberbia, alimentada por el egoísmo que todos tenemos, pero que cada uno desarrolla de distinta manera y en diferente magnitud.


En éste caso, la persona viciada por este pecado capital, genera constantemente una competencia con otras personas, por el solo hecho de demostrar su vanidad. En muchos de los casos, la otra parte, no tiene conciencia de que está participando de una competencia en donde del otro lado, tiene a un rival que lo único que quiere de su vida, es demostrar que es mejor que todo lo que se le ponga en su camino; algunos se dan cuenta cuando reciben algún agravio, a raíz de dicha puja y otros ni siquiera se dan cuenta, ya que al no afectarles, nunca supieron de la existencia de dicha disputa.


El peor de los casos se da, cuando dos de estos especimenes, se cruzan en la vida potenciando el espíritu competitivo, sin límites, logrando hasta llegar a últimas consecuencias; ya que una lucha de soberbios, es como una pequeña bola de nieve que cae desde la cima de la montaña, hasta llegar al suelo en forma de avalancha; los resultados, se los imaginarán.


¿Quién se puede decir que es el mejor?, esa es la cuestión de este punto; pero en realidad, ¿cuál es el sentido de ser el mejor? En las disputas por cuestiones meramente egocéntricas, el ser el mejor, es solo un galardón, para el que no tiene la plena seguridad de ser bueno y necesita el reconocimiento de sus pares y si nos ponemos a pensar que el “ganar” implica que otro pierda, en ciertos aspectos de la vida, perder, puede ser demasiado grave.


La gravedad está dada en que muchas veces la competencia enceguece a las personas, los sentidos se descontrolan y se pierde la conciencia de que enfrente existe una persona, no solo un rival y mas aún si nos ponemos a pensar, que quizás dicha persona, no tiene ninguna intención de competir y solo quiere vivir su vida.


Muchas veces pasa que un individuo que realiza tranquilamente su vida, sin depender de los demás, ni mucho menos interrumpirles su rutina; y la gracia de la vida, le da a esta persona, un éxito basado en la inversión de voluntad propia y un considerable esfuerzo en cada cosa que realice. Esto logra que la persona soberbia, quiera superar los logros que obtiene el sereno ser nombrado anteriormente; por lo tanto, el sentido de la vida de competidor nato, está en lograr alcanzar lo realizado por el otro e ir un paso mas allá de lo logrado por alguien que no sabe que ha entrado en una pugna, por parte de un rival inesperado que lo único que desea, mas allá de lo que realice, es ser mas que él.


Algunos hablan de la sana competencia; éste no es el caso, ¿qué tiene de sano desafiar los logros de otro, por el solo hecho de ser mejor?, nada; esto es una cuestión meramente ambiciosa y sin sentido, ya que no existen premios por superar los objetivos de otro, si estos objetivos nunca estuvieron en mente, y aún así hayan estado en mente, la iniciativa para llegar a lograr lo pretendido, tiene que nacer desde la propia voluntad de la persona y no depender de lo que realice el otro.


De esta manera, personalmente puedo calificar como “el mejor” a quien sin intenciones de inmiscuirse en la vida de los demás, de manera completamente pacífica, logra todos sus objetivos personales, queriendo siempre ser mejor pero considerando que la competencia, no debe ser con otros, sino con uno mismo, corrigiendo día a día, los propios errores; de esta manera, habrá un ganador, y eventuales beneficiados de las moderadas conductas realizadas por un individuo que al no competir con los demás, no deja lugar a que haya perdedores ni perjudicados por un reto innecesario (producto de uno de los vicios del ser humano).


Redondeando, éste es el caso de quien espera que otro tenga éxito en algún punto determinado, para que nazca su voluntad para realizar lo mismo, con el objetivo de superarlo, mas allá de lo que realice. Indirectamente, afecta la vida del “rival”, poniéndolo en una situación incomoda y hasta a veces logrando arruinar la tarea que este realiza o realizó.

domingo, 8 de abril de 2012

Cada cual atienda su juego (Parte II)

Cada cual atienda su juego
(Parte II)


2- Debilidad



Ya saliendo de la posición inofensiva de la emulación, nos encontramos con el caso de las personas que sufren de una debilidad, esto conlleva a que indirectamente por no lastimarse a si mismos, lastiman a otro. Muchas veces esta situación se da en el caso de paranoias, o miedos a que el otro termine ocupando un lugar que le pertenece al individuo en cuestión; de esta manera, como un mecanismo de defensa, se lograrán indirectamente, ataques que pretenden evitar la ocupación de esa posición que les pertenece. El tema en cuestión, es que muchas veces este miedo, es causado por un “enemigo irreal”; y esta paranoia es producto de la debilidad y la inseguridad de la persona misma y teniendo en cuenta que muchas personas sufren de este temor, si tomamos como premisa de que la persona “A” teme que “B” quiera ocupar su lugar en la vida y “B” se encuentra en una situación similar con “C” y así sucesivamente, hasta lograr infinitas variables, nos encontramos en una situación de caos total, en donde la paz mental, no existe en todas estas personas, y ellas no pueden vivir sus vidas, por estar pendientes a una inminente pérdida, que en realidad puede o no ser cierta.


En otros casos, esta situación es similar al punto anterior, pero agravada; el complejo de inferioridad logra que el hecho de sentirse menos que otro, haga que inconcientemente quiera deshacerse de la existencia de la otra persona. Los resultados pueden ser distintos y muchísimos, pero lo importante aquí, es determinar la intención; que es lo que fehacientemente diferencia todos los tipos que estamos demarcando.


La intención de esta tipicidad, no es de maldad hacia el otro, todos los sentimientos expresados por este tipo de persona, no son directos hacia los demás, o sus actos y conductas; sino que una debilidad propia, y una incapacidad de solucionar sus propios problemas, conllevan en trasladar esas incapacidades a otra persona, poniéndolas en el foco de conflicto y desviando el problema real.


En la mayoría de los casos, la debilidad está dada por colocar en la posición de responsabilidad de la vida de uno mismo, a otra persona.
Esto se da cuando uno no se hace cargo de sus propios problemas, echándole la culpa a lo que otro, haga, diga o piense y dejando de preocuparse por buscar una solución, por el hecho de eximirse de esa responsabilidad; por lo tanto, la importancia no radica en la búsqueda de una solución, sino en la búsqueda de un culpable, en otra persona.


Personalmente, creo que en el mundo, el mayor problema por el cual hay inconvenientes entre personas, es por este caso; no creo que haya tantas personas en el mundo que quieran el mal del otro; contrariamente, creo que mucha gente tiene inseguridades por las que termina metiendo en su vida a otro/s o metiéndose en la vida de los demás, para tener a quien culpar de sus propias inaptitudes o incapacidades y muchas veces inventar problemas que no existen, para que el tema en cuestión, pase a segundo plano; por lo que la cuestión a resolver con prioridad pasaría a ser el “porque tal hizo esto” o “porque aquel no me permite tal cosa”, sin atender a la problemática de resolver los problemas propios de la autoestima y el amor propio.


El que no sigue su camino, porque hay pozos, o barro, o personas en el medio entrometiéndose; o simplemente por no saber que hay más allá del horizonte; nunca aprenderá a caminar y lo que pretende este capitulo es demostrar que cada cual tiene que aprender a jugar su propio juego y animarse a jugarlo, sin meter a nadie en el medio para evitar mover las fichas.


La debilidad es un problema importante y muy común, por el cual se generan muchas controversias en la vida del que tenga dicho problema o del que se relaciona con una persona que padezca estos miedos; que logran desarmonizar las conductas llevando a un clima de tensión, tanto interna como externa.


Quien no tenga seguridad de si mismo, probablemente caiga en esta situación; esto no quiere decir, que la persona débil tenga la intención de herir a los demás; pero así y todo, es muy común que éstas personas con su inestabilidad emocional logren provocar un daño en el otro.


En principio, al encontrarse con una persona que nos cause un daño, la reacción puede ser la bronca, pero si analizamos la verdadera intención, podemos notar que hay casos de debilidad en donde lo provocado, es inconciente y psicológicamente sería una especie de mecanismo de defensa. Ahora, teniendo en cuenta que dicha persona esta entrometiéndose en la vida de uno, ¿debemos dejar pasar estas conductas, como si nada hubiese pasado, teniendo en cuenta la intención? ¿la solución está en contestar el ataque, para lograr una defensa? ¿debemos reprender coercitivamente a la persona? Personalmente, creo que la mejor manera de llegar a un buen puerto, en esta situación, es hacerle entender a dicha persona, que mas allá de su falta de intencionalidad, sus actos provocan un daño; y la solución está en la comprensión y la ayuda psicológica; aconsejando la busqueda de un camino hacia la armonía, basado principalmente en el amor propio, que aunque suene claramente “egoísta”, en su efecto secundario, logra que el individuo irradie paz hacia sus semejantes, y no perturbe sus actos; todo gracias a la seguridad de sus propios actos y decisiones, alejadas del miedo a lo ajeno. Esto demuestra, que paradójicamente, en ciertos casos, pensar mas en uno que en los demás, logra un beneficio para los terceros, que como vimos en todo este punto, muchas veces se ven perjudicados, por las paranoias de los débiles.

Redondeando, éste sería el caso del que teme vivir su vida, y para excusarse inventa problemas, personificado en otra persona o cierto grupo de personas, afectándolas indirectamente y provocándoles un daño innecesario.

Cada cual atienda su juego (Parte I)

Cada cual atienda su juego

Los juegos de niño, por mas infantiles que parezcan, siempre tenían una enseñanza; que podíamos aprender o no. El viejo y conocido “Antón Pirulero”, en el cual cada persona debía ocuparse de su “función”, reza en su canción “cada cual, atienda su juego y el que no una prenda tendrá”; esta frase nos servirá de premisa, para explicar un problema importante de los seres humanos, en las relaciones entre sí.


Existen personas que en el mundo cumplirían el papel del “Antón pirulero”, quien imitaba la función de otro, y por una imposición de prenda, éste se veía en una situación que le impedía seguir su función.

Quizás tenga muy poco que ver este juego con lo que quiero explicar, pero gráficamente, propone una analogía muy didáctica.

Volviendo de lleno a la situación que pretendo explicar, este individuo, se dedica a inmiscuirse en la vida de las personas que pretender vivir su propia vida. Ejemplos de este espécimen, hay miles, pero procederemos a individualizar algunos.


1- Emulación


Para empezar, vamos a elegir el caso del “espejo impropio” el ser que pretende copiar idénticamente lo que hace cierta persona; por lo que nos preguntamos: ¿Cuál es el fin para hacer la misma vida que hace otra persona? Estas personas suelen sufrir de complejos psicológicos, que las reducen a realizar conductas que no los coloquen en una posición inferior a la de la persona que tienen “enfrente de su mirada”. Estas personas, no son capaces de innovar por “motu propria” y actúan de esta manera debido a un complejo de inferioridad. Es así que existen personas que esperan que uno compre tal producto, para comprar el mismo; realizan fiestas, cuando uno ha realizado una propia; efectúan los mismos cambios rotundos que uno realiza y ponen en una situación de desconcierto al precursor de las conductas.


¿Cuál es una de las causas de este “trastorno”? La falta de personalidad puede ser en gran parte, la causal que se aplica a la mayoría de las personas que tienen éstas conductas. La carencia de convicción de los propios actos, recae generalmente en la búsqueda de un ejemplo a seguir, y ver que pasos siguió otro, para realizar determinado camino; o en el peor de los casos, sin detenerse a pensar en el fin que tiene dicho camino, adoptarlo de igual forma, ya que a otro le funcionó.


La capacidad de decisión de las personas es un aspecto que necesita de la voluntad más el amor propio del individuo, teniendo como fin, la seguridad de que los actos a realizar, mas allá del resultado, serán “buenos” en sí. Están las personas que prefieren buscar resultados garantizados, por eso imitan las conductas de un exitoso; también están los que no saben que hacer de su vida, y miran en la “vereda de enfrente” para ver que sentido pueden darle a su vida, haciendo lo mismo, o copiando determinadas conductas, aunque no sean para nada propias. Todo estos casos, se podrían ilustrar como a una persona que hace un cambio de “cabeza” por la de la persona a la que desean emular; sería tener un cuerpo y una voluntad a disposición de la forma de ser y pensar de otro.


Un claro ejemplo de creador de estos individuos, es el dado por la televisión; quien muestra día a día, a personas cuyo “éxito”, se da generalmente por banalidades; por lo que mucha gente, al ver el reconocimiento de dichas personas, por su “tarea”; toman como ejemplo sus conductas, adoptando formas, costumbres y vicios de seres que la mayoría de las veces, tienen poco de interesante y otras veces, lograrían un efecto degradante en la asimilación de sus actos; teniendo en cuenta que la imagen que muestra la televisión, no tiene mucho que ver con la realidad, por lo que en algunos casos, se generarían monstruos, libres de su jaula, la caja boba.


Otro ejemplo puede ser, el de las personas que por miedo a lo no conocido, no tiene la iniciativa de realizar actos propios, por temor a equivocarse; de ésta manera, muchos de estos individuos, optan por “aplicar lo aplicado” sin grandes riesgos de error, pero con el gran riesgo de perderse a sí mismos.


Redondeando, este sería el caso, del que no sabe como vivir su vida, y busca un espejo en otro, para empezar a fabricar una imagen desde una base impropia; el cual provoca desconcierto, pero es inofensivo al fin.

martes, 3 de abril de 2012

Vida semántica (1998)


Dejo un texto que escribí hace 14 años, mientras era un tipo sufrido que tenía como deporte deprimirme por mujeres, hasta que mucho tiempo después encontré la vida independiente y me sentí un poco mejor.



Vida semántica

Si tengo que elegir un tiempo

elijo el "pasado"

Si tengo que elegir un gerundio

elijo "buscando"

Si tengo que hablar sobre mi futuro

lo considero "imperfecto"

y dice que "intentaré" y "olvidaré"

Mi pasado no fue "perfecto"

pero si fue "simple"

y me dice que "pensé" (mucho) y "desperdicié" (tiempo)

Mi presente no es "simple", si muy "complejo"

dice que "dudo" y "lamento"

Yo sobre la "persona" debo decir que hoy:

Mi alegría es el "nosotros"

Mi odio es por "ellos"

Mi ambición son "ellas"

Mi frustración es "ella"

y el culpable soy "yo"

Sólo se que hay una "voz" que es la del "imperativo"

que me dice "despertá"

porque sino por siempre, de acá hasta tu último día

tus verbos principales seguiran siendo

en este modo "indicativo"

"Amar, perder y sufrir"

Fernando Bertuccio

21/10/1998

lunes, 2 de abril de 2012

Mi declaracion de guerra a todas las guerras

Quiero hacer mi descargo, mi declaracion de guerra hacia cualquier tipo de guerra. Un metodo sin sentido, en el cual no hay ganadores, sino solo perdedores.

Hace 30 años, las personas que administraban este pais decidian la locura de declarar una guerra sin sentido y desatando una locura, una locura tan grande que gran parte del pueblo la creyo.

Y lo mas triste de esta historia no es que una serie de hijos de puta (como sabemos todos que lo fueron los militares que nos gobernaron) decidieron mandar al campo de batalla a tantos muchachos tan jovenes y con una vida por delante; indirectamente al muere... sino que el pueblo avalo sin pensar este hecho, colmando una plaza y creyendo que se estaba participando de un campeonato de futbol o algo asi; cuando en realidad se estaban mandando a personas inocentes al muere o a matar.

Siempre digo... quien tiene la autoridad para matar o mandar a matar? quien puede ser tan poca persona de sacarle la vida a otra persona? La verdad es algo que siempre me va a indignar.

Pero creo que a veces me indigna mucho mas, como mucha gente luego de lo ocurrido no haya entendido nada, y sigan poniendo como enemigo de este hecho a los ingleses; cuando el verdadero enemigo es la guerra misma y quien quiera jugarla.

Gente festejando la muerte de un ingles, me va a dar asco toda la vida.
Gente creyendose patriota por quemar una bandera britanica, me va a indignar por siempre
Gente que solo se llena la boca hablando de Malvinas, cuando no hace nada por su pais y cuando los que fueron a pelear fueron jovenes inocentes que seguramente no querian saber nada con la guerra.
Todo eso me pone muy mal, y me hace entender que el falso patriotismo es lo que genera las peores cosas.

Cuando vamos a entender que el patriotismo se hace todos los dias, queriendo al pais y no cuando suceden cosas asi y que a veces nos preocupamos por las islas malvinas, mientras despreocupamos otras tierras; y cerramos los ojos solo por hacer prevalecer el orgullo.

El orgullo de mierda que dijo "que venga el principito" o que titulo " estamos ganando" y muchos compraron. Eso hay que evitar, pero veo dificil que suceda.

Creo que si hoy se declarara una nueva guerra a Inglaterra por tratar de recuperar Malvinas, mucha gente estaria de acuerdo y sacaria su banderita de plastico alentando a gente que va a morir por su pais, como si fuese Messi yendo al mundial.

Las guerras son el mal de la humanidad y no lo podemos entender, porque el orgullo es el cancer de la sociedad y muchas veces lo confundimos con patriotismo, cuando el patrionismo es el amor propio de una nacion, cosa que muy pocos tenemos, cosa que muy pocos queremos ver.

Teniendo un profundo respeto y admiracion hacia los ex combatientes de malvinas, por muchas cosas, pero por dos muy marcadas que son, que aunque no haya tenido consciencia del momento, fue un hecho que se genero en la epoca donde recien habia nacido y lo tomo como un hecho importante en mi vida y por otra parte, una gran charla que tuve una vez en Plaza de Mayo con un ex combatiente, donde en sus palabras encontre mucho valor, coraje y admiracion hacia estas personas, que sin comerla ni beberla tuvieron que dejar su vida alla, por la ambicion de un viejo borracho y por la ceguera de un pueblo erroneamente orgulloso; porque siendo claro, muy pocos volvieron de Malvinas, hubo muchos caidos, pero de los que volvieron fisicamente, muy pocos trajeron su cabeza, su mente, su alma y su espiritu de vuelta; porque la guerra mata de muchas formas, y creo que quien combate en una, no vuelve a ser el mismo, despues de que se levanta la bandera blanca.

Por esto y muchisimas cosas mas, odio todas y cada una de las guerras y repudiare a quien las declare y quien las avale.

Espero de corazon que los ex combatientes puedan perdonar al pueblo argentino, por haber sido tan hipocrita con ellos, en el momento de haber avalado el hecho de mandarlo a una guerra, como al no reconocerlos de la manera adecuada cuando regresaron.


Mi declaracion de guerra hacia las guerras, es con un arma mucho mas fuerte que las belicas; es con la consciencia y la paz.