domingo, 8 de abril de 2012

Cada cual atienda su juego (Parte II)

Cada cual atienda su juego
(Parte II)


2- Debilidad



Ya saliendo de la posición inofensiva de la emulación, nos encontramos con el caso de las personas que sufren de una debilidad, esto conlleva a que indirectamente por no lastimarse a si mismos, lastiman a otro. Muchas veces esta situación se da en el caso de paranoias, o miedos a que el otro termine ocupando un lugar que le pertenece al individuo en cuestión; de esta manera, como un mecanismo de defensa, se lograrán indirectamente, ataques que pretenden evitar la ocupación de esa posición que les pertenece. El tema en cuestión, es que muchas veces este miedo, es causado por un “enemigo irreal”; y esta paranoia es producto de la debilidad y la inseguridad de la persona misma y teniendo en cuenta que muchas personas sufren de este temor, si tomamos como premisa de que la persona “A” teme que “B” quiera ocupar su lugar en la vida y “B” se encuentra en una situación similar con “C” y así sucesivamente, hasta lograr infinitas variables, nos encontramos en una situación de caos total, en donde la paz mental, no existe en todas estas personas, y ellas no pueden vivir sus vidas, por estar pendientes a una inminente pérdida, que en realidad puede o no ser cierta.


En otros casos, esta situación es similar al punto anterior, pero agravada; el complejo de inferioridad logra que el hecho de sentirse menos que otro, haga que inconcientemente quiera deshacerse de la existencia de la otra persona. Los resultados pueden ser distintos y muchísimos, pero lo importante aquí, es determinar la intención; que es lo que fehacientemente diferencia todos los tipos que estamos demarcando.


La intención de esta tipicidad, no es de maldad hacia el otro, todos los sentimientos expresados por este tipo de persona, no son directos hacia los demás, o sus actos y conductas; sino que una debilidad propia, y una incapacidad de solucionar sus propios problemas, conllevan en trasladar esas incapacidades a otra persona, poniéndolas en el foco de conflicto y desviando el problema real.


En la mayoría de los casos, la debilidad está dada por colocar en la posición de responsabilidad de la vida de uno mismo, a otra persona.
Esto se da cuando uno no se hace cargo de sus propios problemas, echándole la culpa a lo que otro, haga, diga o piense y dejando de preocuparse por buscar una solución, por el hecho de eximirse de esa responsabilidad; por lo tanto, la importancia no radica en la búsqueda de una solución, sino en la búsqueda de un culpable, en otra persona.


Personalmente, creo que en el mundo, el mayor problema por el cual hay inconvenientes entre personas, es por este caso; no creo que haya tantas personas en el mundo que quieran el mal del otro; contrariamente, creo que mucha gente tiene inseguridades por las que termina metiendo en su vida a otro/s o metiéndose en la vida de los demás, para tener a quien culpar de sus propias inaptitudes o incapacidades y muchas veces inventar problemas que no existen, para que el tema en cuestión, pase a segundo plano; por lo que la cuestión a resolver con prioridad pasaría a ser el “porque tal hizo esto” o “porque aquel no me permite tal cosa”, sin atender a la problemática de resolver los problemas propios de la autoestima y el amor propio.


El que no sigue su camino, porque hay pozos, o barro, o personas en el medio entrometiéndose; o simplemente por no saber que hay más allá del horizonte; nunca aprenderá a caminar y lo que pretende este capitulo es demostrar que cada cual tiene que aprender a jugar su propio juego y animarse a jugarlo, sin meter a nadie en el medio para evitar mover las fichas.


La debilidad es un problema importante y muy común, por el cual se generan muchas controversias en la vida del que tenga dicho problema o del que se relaciona con una persona que padezca estos miedos; que logran desarmonizar las conductas llevando a un clima de tensión, tanto interna como externa.


Quien no tenga seguridad de si mismo, probablemente caiga en esta situación; esto no quiere decir, que la persona débil tenga la intención de herir a los demás; pero así y todo, es muy común que éstas personas con su inestabilidad emocional logren provocar un daño en el otro.


En principio, al encontrarse con una persona que nos cause un daño, la reacción puede ser la bronca, pero si analizamos la verdadera intención, podemos notar que hay casos de debilidad en donde lo provocado, es inconciente y psicológicamente sería una especie de mecanismo de defensa. Ahora, teniendo en cuenta que dicha persona esta entrometiéndose en la vida de uno, ¿debemos dejar pasar estas conductas, como si nada hubiese pasado, teniendo en cuenta la intención? ¿la solución está en contestar el ataque, para lograr una defensa? ¿debemos reprender coercitivamente a la persona? Personalmente, creo que la mejor manera de llegar a un buen puerto, en esta situación, es hacerle entender a dicha persona, que mas allá de su falta de intencionalidad, sus actos provocan un daño; y la solución está en la comprensión y la ayuda psicológica; aconsejando la busqueda de un camino hacia la armonía, basado principalmente en el amor propio, que aunque suene claramente “egoísta”, en su efecto secundario, logra que el individuo irradie paz hacia sus semejantes, y no perturbe sus actos; todo gracias a la seguridad de sus propios actos y decisiones, alejadas del miedo a lo ajeno. Esto demuestra, que paradójicamente, en ciertos casos, pensar mas en uno que en los demás, logra un beneficio para los terceros, que como vimos en todo este punto, muchas veces se ven perjudicados, por las paranoias de los débiles.

Redondeando, éste sería el caso del que teme vivir su vida, y para excusarse inventa problemas, personificado en otra persona o cierto grupo de personas, afectándolas indirectamente y provocándoles un daño innecesario.

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